sábado, 10 de mayo de 2008

El suicidio y los medios de comunicación



El 10 de septiembre se conmemora en todo el mundo el día internacional de la prevención del suicidio. La Organización Mundial de la Salud (OSM) trabaja en este sentido desde hace años y las estadísticas no dejan de gritar que se preste más atención al tema.


El número anual de muertes violentas en todo el mundo es 1.615.000. De éstas, 500.000 son homicidios; 300.000 son causadas por conflictos bélicos; y 815.000 son suicidios, más de la mitad. Cada 40 segundos, un ser humano pone fin a su vida. El suicidio es la decimatercera causa de muerte en el mundo (Informe de la OSM 2002). El suicidio es la tercera causa de muerte en adolescentes en todo el mundo (Organización Panamericana de la Salud, 2003).

De acuerdo con el Ministerio de Salud, en 2003, hubo 3118 suicidios en Argentina, de los cuales 1264 fueron de menores de 34 años. Esto equivale a que un argentino se quita la vida cada poco menos de tres horas.

Los suicidios aparecen en los medios de comunicación de manera extraordinaria, generalmente asociados a la muerte de personajes famosos. Sin embargo, tanto organismos internacionales como locales ofrecen ya estudios probados que incluyen al suicidio dentro de los problemas de salud pública.

En este sentido, si se introdujera el tema del suicidio en la agenda pública, podría favorecerse la realización de campañas oficiales de información y prevención, de la misma manera que se hace con el alcoholismo o la educación vial. Pero, ¿qué más pueden hacer, razonablemente, los medios?

El suicidio por contagio

Desde los años 70, se desarrollaron más de 50 investigaciones que avalan la hipótesis del suicidio por contagio o imitación. En agosto de 1962, con el suicidio de Marilyn Monroe, el índice de suicidios en los Estados Unidos se incrementó en un 12%. En el efecto de contagio, el papel desempeñado por las narrativas convencionales –es decir, la forma en la que habitualmente se escribe sobre un tema- del suicidio es fundamental, porque podrían fomentarse estereotipos falsos.

Entre 1984 y 1987, el periodismo vienés cubrió de manera intensiva y dramática los suicidios que tuvieron lugar en el metro de esa ciudad. En 1987 se inició una campaña destinada a mejorar el tratamiento informativo de los suicidios. A los seis meses de iniciada la campaña, el número de suicidios y de intentos de suicidio en el metro de Viena había descendido en un 80 por ciento.

Las investigaciones de Austria pusieron de relieve que el número de los suicidios aumenta cuando: 1. aumenta el número de historias que aparecen en los medios; 2. se informa de un suicidio en particular con mucho detalle o en muchas historias; 3. la noticia de un suicidio aparece en la portada del diario o en la apertura del programa de radio o televisión; 4. los titulares sobre un suicidio son sensacionalistas.

Algunas maneras de presentar un suicidio en los medios –información y ficción–contribuyen a generar el efecto de contagio (“suicide contagion”) o de imitación (“copycat suicides”). La presentación romántica o idealizada del suicidio, en la que se presenta el suicidio al estilo “Romeo y Julieta”, y la exposición detallada del método del suicidio o de la escena donde se llevó a cabo, son susceptibles de provocar conductas imitativas.

La identificación con las víctimas de un suicidio se refuerza cuando se presenta al suicida como una persona “saludable” o “exitosa”. De hecho, más del 90% de las víctimas padecen algún trastorno psiquiátrico en el momento de su muerte. Cuando se combinan la depresión y el consumo de drogas y/o alcohol, el riesgo de suicidio es mucho más alto, en especial para los adolescentes y los os jóvenes.

Cuando son entrevistados por los medios, los familiares y amigos de la víctima suelen referirse a lo ocurrido como “inesperado” e “inexplicable”. En general, niegan la existencia de signos que hicieran presagiar este desenlace. Tales fuentes debieran ser poco fiables para los medios: los potenciales suicidas sí envían signos acerca de su acto previsto.

Frecuentemente el periodismo se encuentra ante la exigencia de comunicar el sufrimiento humano: sucidios, guerras, atentados, asesinatos, violaciones, secuestros y una larga sucesión de etcéteras. Los medios se encuentran en contacto diario con cientos de personas que sufren: cuentan con la posibilidad de colaborar a la recuperación de las personas afectadas y de evitar que se aumente el daño.

Juan Pablo Cannata | 2007

Publicado en Universia.com el día internacional de la prevención del suicidio.